Foto: Javiera Tapia
Odio los panfletos. Odio a los panfleteros y ellos me odian a mi porque les digo que son caca.
Odio los colores políticos. Odio que la gente anteponga sus intereses por sobre los del bien común y creo que eso no me hace comeguagua, roja o comunista. Es cuestión de ser solidario.
No digo que soy el ente más bueno del mundo. Tampoco estoy escribiendo esto porque me quiero candidatear para algo.
Escribo porque estoy desilusionada no más. Como decía una amiga por ahí, estos días me 'ha dolido el mundo'.
Es de conocimiento público que hay muchas universidades movilizadas, igual que colegios. Es cosa de empezar a preguntar no más.
Y, a pesar de estar o no de acuerdo con los métodos de presión que algunos utilizan, es legítimo lo que están peleando.
Siempre he pensado que un país con buena educación, a partir de ello, puede mejorar todo. Así como dicen los papás a veces..."lo único que puedo dejarte después de que me muera es una buena educación". Y siento que, en mi país, hay mucha gente que no quiere mejorarla. O no le conviene.
Me duele el mundo. Mi país. Los que lo manejan como quieren. Mis pares. Por sobre todo, ellos. Porque tienen claros los problemas, pero viven lo inmediato, viven su metro cuadrado, aún teniendo conocimiento de que ellos están en más desventaja que yo, quizás.
En fin. Me duele el mundo. Y odio la política. Odio los panfletos. Odio a los panfletarios y ellos me odian a mi.
No hay comentarios:
Publicar un comentario