Domingo 1 de junio de 2008
fuente: La Nación Domingo
fuente: La Nación Domingo
Los sostenedores educacionales están asustados, pero tienen su estrategia de manejo de la crisis. Las recientes tomas de colegios, movilizaciones y paros generaron la campaña de prevención para evitar una segunda revolución pingüina.
El 2006, el Mineduc no pagó las subvenciones a los colegios por los días de toma, como forma de presionar para evitar que los estudiantes siguieran adelante con su cometido. El fantasma de la revolución pasada tiene a estos empresarios con los pelos de punta y no están dispuestos a permitir que los colegiales suspendan las clases.
Por eso, ad portas del paro nacional que se anuncia para este miércoles y al que adhirieron los profesores , la Conacep (agrupación de sostenedores de colegios) mandó un documento a todos los establecimientos particulares subvencionados del país con los elementos para manejar la crisis, tal como lo harían los mejores asesores comunicacionales.
Incluyeron una carta tipo para enviarles a los apoderados un discurso tipo para la comunidad estudiantil, y otra misiva tipo para pedir el desalojo del colegio. En doce páginas, la asociación que preside Rodrigo Bosch explica con detalles cada paso: si hay anuncio de protesta estudiantil hay que prevenir el estallido con diálogo, discursos y contactándose con los padres.
Si hay una asamblea no programada, el diálogo debe continuar y hay que informar al municipio y a la Provincial de Educación. Pero si esos pasos no dieran resultado y la toma se lleva a cabo, hay que sancionar a los estudiantes involucrados o "infractores" y poner música suave para ayudar a la calma, entre otras medidas.
Pero ellos no son los únicos previsores, la educación Belén Educa, propiedad del Arzobispado de Santiago, también se puso el parche ante la inminente herida. No dejar salir a los alumnos de las salas sin "una razón válida", llamar a los apoderados y suspender a "cualquier alumno que organice o promueva actividades que impliquen la interrupción de clases", entre otras medidas.
El 2006, el Mineduc no pagó las subvenciones a los colegios por los días de toma, como forma de presionar para evitar que los estudiantes siguieran adelante con su cometido. El fantasma de la revolución pasada tiene a estos empresarios con los pelos de punta y no están dispuestos a permitir que los colegiales suspendan las clases.
Por eso, ad portas del paro nacional que se anuncia para este miércoles y al que adhirieron los profesores , la Conacep (agrupación de sostenedores de colegios) mandó un documento a todos los establecimientos particulares subvencionados del país con los elementos para manejar la crisis, tal como lo harían los mejores asesores comunicacionales.
Incluyeron una carta tipo para enviarles a los apoderados un discurso tipo para la comunidad estudiantil, y otra misiva tipo para pedir el desalojo del colegio. En doce páginas, la asociación que preside Rodrigo Bosch explica con detalles cada paso: si hay anuncio de protesta estudiantil hay que prevenir el estallido con diálogo, discursos y contactándose con los padres.
Si hay una asamblea no programada, el diálogo debe continuar y hay que informar al municipio y a la Provincial de Educación. Pero si esos pasos no dieran resultado y la toma se lleva a cabo, hay que sancionar a los estudiantes involucrados o "infractores" y poner música suave para ayudar a la calma, entre otras medidas.
Pero ellos no son los únicos previsores, la educación Belén Educa, propiedad del Arzobispado de Santiago, también se puso el parche ante la inminente herida. No dejar salir a los alumnos de las salas sin "una razón válida", llamar a los apoderados y suspender a "cualquier alumno que organice o promueva actividades que impliquen la interrupción de clases", entre otras medidas.
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